El paraje de Penas Caldeiras  es un pequeño valle atravesado por  el arroyo Carcedo  que tiene una serie de cuevas y bocaminas a ambas riberas formando un espectacular paisaje fabricado por la mano del hombre debido al derribo de sus laderas para la extracción de minerales.
Algunos historiadores comentan que en la zona de Penas Caldeiras existían explotaciones auríferas que antes de los romanos ya habían explotado griegos y fenicios, aunque sin tener demasiada precisión.
Lo que si se sabe es que estas minas fueron explotadas desde el siglo XVII hasta 1910. En Penas Caldeiras se extrajo principalmente hierro con el que se abastecía a las numerosas  herrerías existentes en la zona, y a la fundición del Coto, ya de carácter más industrial, que Domingo Pérez de Belderraín puso en marcha cuandó se comenzo a explotar la mina.  Además de hierro también se extrajo oligisto, pirita y limonita.

En 1992 este lugar fue catalogado en la carta arqueológica de Tapia como abrigos del paleolítico inferior, pero en 2011 fue desechada la presencia del hombre prehistórico al considerar un nuevo estudio que la morfología del lugar corresponde a las explotaciones mineras que se realizaron a partir del siglo XVII.

​